La primera batalla del relato
Anoche, con la pegada de carteles en Extremadura, ya se pudo ver con bastante claridad la manera en que PP y PSOE quieren orientar el arranque de campaña. El claim y la imagen siempre hablan antes que cualquier discurso y en este caso lo hacen de forma muy evidente.
El PP ha decidido abrir con “+ Confianza +Extremadura” o al menos así lo deduzco yo con la imagen que ponen… un mensaje suave, emocional y pensado para sumar desde el centro. La creatividad está cuidada: la combinación de verde y negro en las tipos, la luz cálida, la composición amable… Todo apunta a construir un clima de tranquilidad. Sin embargo, hay un detalle que condiciona la lectura del cartel: LA CANDIDATA NO MIRA A CÁMARA.
En comunicación política, la mirada es un código psicológico, no un adorno. La frontal proyecta liderazgo, autoridad y una interpelación directa al votante. La desviada transmite un tono más contemplativo, menos firme. Incluso evasivo…
Por eso, si la propuesta es generar confianza, la ausencia de contacto visual resta fuerza al mensaje. La imagen funciona en lo estético, pero pierde parte de la autoridad que normalmente se busca en un cartel de inicio de campaña. Conecta con votantes moderados e indecisos, pero no produce activación.
El PSOE, dadas sus circunstancias, entra con un claim mucho más agresivo y claramente movilizador, dependen de ello, también te digo. Su planteamiento es directo y binario, orientado a activar a su base desde el primer minuto. El candidato mira de frente, el rojo domina y la composición plantea un dilema explícito: o decides tú o lo harán otros. Es un frame de urgencia que introduce incluso un matiz de amenaza política. Está diseñado para generar movimiento inmediato, no comodidad. Se la juegan llevando un candidato imputado…
Si se analiza técnicamente, el PP se mueve en la serenidad y la estética, con una cromática muy cuidada y un mensaje integrador que evita la confrontación. A cambio, asume el riesgo de quedarse en exceso de suavidad y un claim demasiado etéreo, al que se suma la falta de mirada directa, que reduce el liderazgo visual.
El PSOE, en cambio, trabaja emociones de urgencia y riesgo, con una estética mucho más dura y contrastada.
Es una estrategia de polarización clara que moviliza rápido y establece un adversario sin necesidad de nombrarlo.
Su riesgo es el opuesto, puede resultar demasiado agresivo para segmentos moderados o indecisos.
Basicamente: dos planteamientos que no pueden ser más distintos desde la primera foto: uno apuesta por el clima y la calma; el otro, por la tensión y la acción inmediata.
Lo relevante es que estos elementos (una mirada, un color, una palabra) no son casuales. Construyen percepciones profundas que después son difíciles de revertir.
La pegada no es una formalidad, es la primera batalla del relato pese a que creamos que los carteles no movilizan.
Este es el tipo de análisis que hacemos en Bullfinch&Co. Convertir detalles en estrategia y estrategia en ventaja…